martes, 28 de octubre de 2014

EL MAESTRO QUE YO QUIERO PARA MI PAÍS























El maestro que yo quiero es el que:
  • Siente pasión por su profesión y disfruta lo que hace.
  • Es puntual, llega temprano y falta muy poco a la Escuela.
  • Conoce mucho sobre lo que enseña, no porque haya estudiado en París, sino porque investiga y lee diariamente.
  • Es capaz de comprarle una merienda a un alumno que tiene hambre.
  • Transmite sus propios conocimientos, logrando que sus estudiantes aprendan.
  • Es paciente, justo y sincero.
  • Corrige, pero no castiga.
  • Escucha, no grita, transmite paz y serenidad.
  • Se entrega cada día en las aulas.
  • Perdona un error, un olvido.
  • No viste las mejores ropas ni los zapatos más brillantes. 
  • Es compasivo, generoso, innovador y creativo.
  • Asume un compromiso, no le importa quedarse fuera de horario en el "Salón de Clases", explicándole a un alumno que no entendió, sin decirle "pídale a un compañero que se lo explique."
  • Infunde respeto, no temor.
  • Comparte sus propias historias.
  • Es capaz de consolar a un alumno en un momento difícil.
  • Reconoce el esfuerzo, da participación y toma en cuenta las opiniones de los demás.
  • Es entusiasta y no aburrido. 
  • Es organizado.
  • Es auténtico: se muestra como verdaderamente es.
  • Planifica con anticipación la clase que va a dar.
  • Actualiza sus conocimientos para brindar una enseñanza de calidad.
  • Es inspirador y sirve de ejemplo.
  • Despierta  curiosidad.
  • Con sus lecciones, historias y consejos, enseña sobre la vida.
  • Transmite sabiduría con paciencia y amor.
  • Respeta a sus estudiantes, no se burla de ellos.
  • Es capaz de admitir su error cuando se equivoca.
  • Es agradable, accesible y siente afecto por sus alumnos.
  • Es exigente y motivador, a la vez.
  • Se gana la confianza de sus alumnos y a veces, ellos les piden consejo.
  • Sabe que el verdadero aprendizaje, no es el que se graba en el computador, sino en el cerebro de sus estudiantes.
  • Provoca una sonrisa, hace olvidar los problemas y alegra el día.
  • Aún en un ambiente no adecuado de sillas y pupitres rotos, mantiene la atención en la clase.
  • Transmite con sencillez sus conocimientos.
  • Fomenta el hábito de la lectura.
  • Educa en valores, enseñando a reciclar, a botar la basura en el zafacón, a ayudar a un viejito a cruzar la calle, a cuidar la bandera de la escuela, a compartir la merienda con la de un compañero, a cuidar del ambiente, a hablar en voz baja, a pedir permiso para pasar, a respetar a los mayores...
  • Deja una huella y traza el camino por donde ellos, sus alumnos han de transitar.
  • Aunque pasen los años, no será olvidado.
Ese maestro especial, puede estar en cualquier lugar: en la ciudad, en el campo, en la frontera con Haití.

Hay que salirlo a buscar y una vez encontrado, dejarlo trabajar.
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" Un maestro, con preparación y sin vocación, no transmite nada, pues no ama lo que hace. "