El maestro que yo quiero es el que:
- Siente pasión por su profesión y disfruta lo que hace.
- Es puntual, llega temprano y falta muy poco a la Escuela.
- Conoce mucho sobre lo que enseña, no porque haya estudiado en París, sino porque investiga y lee diariamente.
- Es capaz de comprarle una merienda a un alumno que tiene hambre.
- Transmite sus propios conocimientos, logrando que sus estudiantes aprendan.
- Es paciente, justo y sincero.
- Corrige, pero no castiga.
- Escucha, no grita, transmite paz y serenidad.
- Se entrega cada día en las aulas.
- Perdona un error, un olvido.
- No viste las mejores ropas ni los zapatos más brillantes.
- Es compasivo, generoso, innovador y creativo.
- Asume un compromiso, no le importa quedarse fuera de horario en el "Salón de Clases", explicándole a un alumno que no entendió, sin decirle "pídale a un compañero que se lo explique."
- Infunde respeto, no temor.
- Comparte sus propias historias.
- Es capaz de consolar a un alumno en un momento difícil.
- Reconoce el esfuerzo, da participación y toma en cuenta las opiniones de los demás.
- Es entusiasta y no aburrido.
- Es organizado.
- Es auténtico: se muestra como verdaderamente es.
- Planifica con anticipación la clase que va a dar.
- Actualiza sus conocimientos para brindar una enseñanza de calidad.
- Es inspirador y sirve de ejemplo.
- Despierta curiosidad.
- Con sus lecciones, historias y consejos, enseña sobre la vida.
- Transmite sabiduría con paciencia y amor.
- Respeta a sus estudiantes, no se burla de ellos.
- Es capaz de admitir su error cuando se equivoca.
- Es agradable, accesible y siente afecto por sus alumnos.
- Es exigente y motivador, a la vez.
- Se gana la confianza de sus alumnos y a veces, ellos les piden consejo.
- Sabe que el verdadero aprendizaje, no es el que se graba en el computador, sino en el cerebro de sus estudiantes.
- Provoca una sonrisa, hace olvidar los problemas y alegra el día.
- Aún en un ambiente no adecuado de sillas y pupitres rotos, mantiene la atención en la clase.
- Transmite con sencillez sus conocimientos.
- Fomenta el hábito de la lectura.
- Educa en valores, enseñando a reciclar, a botar la basura en el zafacón, a ayudar a un viejito a cruzar la calle, a cuidar la bandera de la escuela, a compartir la merienda con la de un compañero, a cuidar del ambiente, a hablar en voz baja, a pedir permiso para pasar, a respetar a los mayores...
- Deja una huella y traza el camino por donde ellos, sus alumnos han de transitar.
- Aunque pasen los años, no será olvidado.
Ese maestro especial, puede estar en cualquier lugar: en la ciudad, en el campo, en la frontera con Haití.
Hay que salirlo a buscar y una vez encontrado, dejarlo trabajar.